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Como alumno, me di cuenta de lo importante de
entender lo que leía cuando me costaba resolver algunos problemas de matemática
(en la escuela primaria), ya que sólo prestaba atención a “la cuenta” que tenía
que hacer, y no al problema que se me planteaba, respecto del cual “la cuenta” era sólo una
herramienta para determinar el resultado final. Con mucho esfuerzo me di cuenta
que lo fundamental no era sólo saber el mecanismo de las operaciones
matemáticas. Lo importante era entender que la solución del problema estaba ya implícita en el mismo planteo. La clave estaba en leer con detenimiento el
planteo. Llegué a entender todo cuando pude
relacionar los problemas matemáticos con la experiencia diaria, con el
acto de ir a comprar el pan, por ejemplo.
Ese puente entre lo que parecían simples operaciones y la vida diaria,
me ayudó a entender que la solución estaba implícita en el planteo, y que
entonces tenía que entender bien lo que decía la consigna.
Como docente tuve la posibilidad de poner en
práctica lo que había aprendido de chico. Pero en relación a la literatura, mientras ayudaba a un chico a
preparar un examen final de esa materia. También ahí me encontré con la idea de
que en este caso la comprensión de una
obra literaria, era sólo una “operación” para “sacar una materia”. La
dificultad estaba ahí, igual que me había pasado años antes, cuando sólo quería
“hacer las cuentas” y no entendía para qué. El hecho es que para ayudarlo a
comprender y querer un libro como Rayuela, tuve que echar mano de la
experiencia de vida, de cómo “palabras más, palabras menos”, todos vivimos la
literatura. Así, tomando prestada mi experiencia como alumno, creo que pude
acercar al chico a lo que significa la literatura. Entonces ya no era un
problema sin sentido si se leía el libro en tal o cual orden de capítulos, sino que el problema era cómo se disfrutaba y
se relacionaba eso con la vida. Finalmente, aprobó su examen.
En definitiva, creo que la capacidad de comprender lo que se lee es fundamental para
el aprendizaje de cualquier área del conocimiento. Pero que también, como
primer paso hacia esa comprensión, creo que se nos plantea la necesidad de hacer que la palabra escrita recupere, ante
nuestros ojos, su contenido vivo, su ligazón directa con la experiencia de vida.
Federico Salvarredi
Federico Salvarredi
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