jueves, 30 de abril de 2015

La importancia de la experiencia de la vida diaria para la lectura comprensiva en el aprendizaje



Considero que es un hecho que gran parte de lo que aprendemos nos llega a partir de la lectura. Si bien en la clase el docente realiza una exposición oral sobre los temas, es en el momento de la lectura cuando se fijan esos conocimientos, profundizándose la comprensión de los contenidos. Siempre me pareció fundamental hacer hincapié en la comprensión lectora, porque es una habilidad fundamental para acceder a cualquier área de conocimiento. Mi experiencia como alumno y también mi corta experiencia como docente  han reafirmado esta idea.
Como alumno, me di cuenta de lo importante de entender lo que leía cuando me costaba resolver algunos problemas de matemática (en la escuela primaria), ya que sólo prestaba atención a “la cuenta” que tenía que hacer, y no al problema que se me planteaba,  respecto del cual “la cuenta” era sólo una herramienta para determinar el resultado final. Con mucho esfuerzo me di cuenta que lo fundamental no era sólo saber el mecanismo de las operaciones matemáticas. Lo importante era entender que la solución  del problema  estaba ya implícita en el mismo planteo.  La clave estaba en leer con detenimiento el planteo. Llegué a entender todo cuando pude  relacionar los problemas matemáticos con la experiencia diaria, con el acto de ir a comprar el pan, por ejemplo.  Ese puente entre lo que parecían simples operaciones y la vida diaria, me ayudó a entender que la solución estaba implícita en el planteo, y que entonces tenía que entender bien lo que decía la consigna.
Como docente tuve la posibilidad de poner en práctica lo que había aprendido de chico. Pero en relación a  la literatura, mientras ayudaba a un chico a preparar un examen final de esa materia. También ahí me encontré con la idea de que en este caso  la comprensión de una obra literaria, era sólo una “operación” para “sacar una materia”. La dificultad estaba ahí, igual que me había pasado años antes, cuando sólo quería “hacer las cuentas” y no entendía para qué. El hecho es que para ayudarlo a comprender y querer un libro como Rayuela, tuve que echar mano de la experiencia de vida, de cómo “palabras más, palabras menos”, todos vivimos la literatura. Así, tomando prestada mi experiencia como alumno, creo que pude acercar al chico a lo que significa la literatura. Entonces ya no era un problema sin sentido si se leía el libro en tal o cual orden de capítulos,  sino que el problema era cómo se disfrutaba y se relacionaba eso con la vida. Finalmente, aprobó su examen.
En definitiva, creo que la capacidad de comprender lo que se lee es fundamental para el aprendizaje de cualquier área del conocimiento. Pero que también, como primer paso hacia esa comprensión, creo que se nos plantea la necesidad de hacer que la palabra escrita recupere, ante nuestros ojos, su contenido vivo, su ligazón directa con la experiencia de vida

Federico Salvarredi 

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